martes, 10 de agosto de 2010

Necesito la firmeza que antes tenía. Si la abandone, fue por miedo. Un miedo a la nada, un miedo incontrolable, que se cernía sobre cualquier cosa que hacia o quería hacer. Un miedo que me decía que no iba a ser suficientemente fuerte, que no dejaba de hacer sonar en mi cabeza un ensordecedor y repetitivo grito:
"Estas muerta".
Sin embargo, ahora, el miedo a desfigurarme. A deformarme excesivamente ante el espejo, me puede. No puedo permitirme subir de peso. Y solo pido un poco de apoyo, a partir de ahora, hasta los 39 no paro. Ya me da igual si me voy en el intento, solo quiero sentirme bien, por un puto minuto.


Desayuno: --
Comida: Lechuga sin aderezo
Cena: (espero que nada)

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